Éranse una vez dos ratoncitos todos brecillos que vivían en un laberinto. Estos cuatro personajes dependían del queso para alimentarse y ser felices. Como habían encontrado una habitación repleta de queso vivieron durante un tiempo muy contentos. Pero un buen día el queso desapareció… Esta fábula simple e ingeniosa nos enseña que todo cambia, y que las fórmulas que sirvieron en su momento pueden quedar obsoletas.